No existe una sola versión,
grabada en dulce,
coincidencias, bañadas de arte,
impregnadas de las particularidades
de cada pueblo.
Siempre tuvieron el margen
que da la invención,
la originalidad.
el carácter....
incluso dentro,
del intangible
límite de la tradición.
No fue por la caprichosa
personalidad de los dioses,
sino por la voluntad del hombre,
que la razón,
llegó la madurez
y a...
convivir,
con el mito.
La transposición de los conceptos
bajo formas
de pensamiento abstracto,
evolucionado, real, útil, cierto, preciso,
frente a la presentación
de la realidad,
sencilla,
adherida
a cuestiones insolubles,
critica, destructiva,
que niega,
a todo lo que no coincide,
con su desorden,
con su historia.
Es la voluntad del hombre,
es definir
lo positivo, fértil
y lo negativo, estéril
es descubrir
los elementos perturbadores
de la potencia cognoscitiva.
Natural e inevitable
en las sombras que el lenguaje
proyecta sobre el pensamiento,
sigue viviendo el mito
como caos
sin verlo,
dejándonos llevar
por su propia sombra,
retrocediendo
ante la meridiana luz,
de la razón.
